Cada vez son más las empresas que están decidiendo apostar por las tecnologías de fabricación aditiva buscando nuevas formas de implementar la impresión 3D para obtener una mayor ventaja competitiva, o bien para aprovechar al menos los beneficios ya conocidos que aporta esta tecnología y así evitar quedarse atrás frente a la competencia.
Haremos un repaso de las distintas formas en que la impresión 3D está ofreciendo una mayor ventaja competitiva a las empresas que ya la integran, para entender así un poco mejor cómo la fabricación aditiva está contribuyendo a transformar las lógicas de producción y comercialización, tanto en la industria como en el mercado.
Del prototipado a la fabricación del producto final
Según la última encuesta realizada por la consultora PwC, cerca del 70% de los fabricantes han encontrado ya alguna forma de utilizar la impresión 3D en su beneficio, siendo el prototipado el uso más empleado y uno de los que mayores éxitos está cosechando.
En el último año, además, se ha consolidado el uso de esta tecnología también en la fabricación de producto final, especialmente en la producción de series de tirada corta y en productos personalizados.
A día de hoy, el 52% de los fabricantes que ya han integrado la impresión en 3D están seguros que, en los próximos cinco años, podrán utilizar la impresión en 3D incluso para la producción de alto volumen.
Sin duda, la agilidad que aporta la impresión en 3D para transformar modelos digitales en objetos sólidos, por el ahorro que supone tanto en tiempo como en costes, es uno de los principales motivos por los que cada vez más fabricantes deciden integrar la fabricación aditiva a sus procesos de producción, o incluso subcontratar la propia impresión del objeto a otros profesionales o granjas de impresoras, permitiendo testar resultados y obteniendo aún con ello una parte del beneficio sin tener que arriesgar una mayor inversión previa.
La necesidad de la profesionalización en la fabricación aditiva
Aunque hay que reconocer que dar el primer paso no es tarea fácil. Debido a la versatilidad que ofrece la propia tecnología, la gran variedad de soluciones que se derivan de las distintos métodos de impresión y los posibles materiales a emplear, y debido también a una oferta cada vez mayor de máquinas, cada una con sus diferentes posibilidades y especificaciones técnicas, habitualmente se requiere del asesoramiento de profesionales experimentados en el sector de la impresión en 3D con el fin de evitar pérdidas y de maximizar el éxito de la inversión realizada a la hora de integrar esta tecnología en sus procesos de producción.
Así lo confirma el informe de Sculpteo «The State of 3D Printing 2016«, según el cual el 60% de las empresas que han contado con la orientación de profesionales específicos en impresión 3D han logrado acelerar el desarrollo de sus productos, generando retorno de inversión (ROI) a lo largo del primer año de implantación, mientras que entre aquellas otras empresas que no han recibido asesoramiento específico tan sólo el 25% han conseguido mejorar sus resultados.
De aquí, podemos deducir que la democratización que promete la fabricación aditiva no pasará por generalizarse en el usuario final, como ya advertimos en su momento, sino que se llevará a cabo extendiéndose en las pequeñas y medianas empresas que cuenten con personal específico de impresión 3D o que se profesionalicen en el sector.
Nuevas posibilidades para ganar una mayor ventaja competitiva
Esta democratización, de hecho, es la que está transformando una de las principales estrategias orientadas a obtener una mayor ventaja competitiva, como son las estrategias de liderazgo de costos. Hasta ahora, el liderazgo de costos se basaba fundamentalmente en la fabricación en masa, por lo que han sido casi exclusivas de las grandes economías de escala.
La incursión de la impresión 3D en los procesos industriales está contribuyendo a redefinir el liderazgo de costos permitiendo desplazar la producción de escala, más costosa, estandarizada y lenta de poner en marcha, hacia formas más ágiles, adaptativas y cercanas al cliente final.
Esto principalmente ocurre debido a la ventaja inigualable que la impresión 3D ofrece para la producción de series de tirada corta y de productos personalizados. Mediante la fabricación aditiva, por ejemplo, podemos crear pequeñas estructuras, o formas complejas, que con la moldura tradicional no se pueden hacer, o crear productos customizados a demanda del cliente con un mínimo coste.
De la misma forma, el trabajo de un ingeniero, ahora, se puede centrar más en cómo le gustaría idealmente que fuera un producto, y menos en cómo adaptarlo a las formas limitadas de la producción tradicional en serie.
Todo ello, unido a las inversiones relativamente pequeñas que requiere la integración de la fabricación aditiva en relación a la rápida amortización y el retorno que produce, le otorga a las pequeñas y medianas empresas un creciente y amplio campo de actuación a la hora de plantear sus estrategias de liderazgo de costos en ámbitos en los que la tradicional producción en masa no puede competir.
Por ello, cada vez un mayor número de grandes compañías estudian cómo adaptarse, con la complejidad que sus grandes estructuras conllevan, para aprovechar de la mejor forma posible los beneficios de la fabricación aditiva. Tal es el caso de General Electric, Boeing, o Ford, que han anunciado recientemente la incorporación de la impresión 3D en sus procesos internos de fabricación de piezas.
Y, como ellas, muchas otras multinacionales y grandes empresas reconocen el potencial de la impresion en 3D, como lo demuestra la inversión creciente para investigar de cerca de qué forma deberán adoptar en esta tecnología para obtener la mayor ventaja competitiva posible. Su apuesta va mucho más allá del ahorro en costes, que como hemos visto tiene sus limitaciones y desventajas para la producción en masa, sino que se centran sobretodo en desarrollar innovaciones y mejorar el rendimiento de sus productos.
¿Es un buen momento para apostar por la impresión en 3D?
A pesar de las cifras y de los excelentes resultados que poco a poco se van obteniendo, la realidad es que la industria en general aún conserva algunas reticencias de cara a la adopción de la fabricación aditiva. Son muchos los análisis que se deben realizar, y las variables a tener en cuenta, a la hora de integrar con éxito la impresión 3D en los distintos sectores profesionales.
Además, al tratarse de una tecnología completamente disruptiva, exige un cambio de mentalidad y de lógica al que todavía cuesta un poco adaptarse.
Con todo, a la hora de aprovechar este momento preciso de maduración y consolidación de la impresión 3D para ganar una mayor ventaja competitiva, la recomendación es adquirir esta tecnología lo antes posible, siempre que el análisis previo sea mínimamente favorable y habiendo recibido un asesoramiento y un estudio personalizado de las características de su negocio por parte de profesionales de confianza en el sector.
Los resultados, a tenor de la evolución y el progreso firme que la fabricación aditiva está experimentando desde hace unos años, seguramente serán mayores de lo esperado.
La impresión 3D se encuentra hoy en el mismo lugar que los ordenadores personales a mediados de los 80. Esto implica que aún nos espera una vertiginosa evolución y numerosos cambios ante los cuales tomar una buena posición de partida sin duda nos dará una considerable ventaja competitiva.
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