Una pequeña historia…
… Sin escáner de por medio, para ilustrar.
Hubo un tiempo en el que el equipo que escribe este blog – Tikoa para más señas – tuvo que enfrentarse a la impresión a escala de toda una refinería ya construida. El cliente contaba con una serie de ficheros 3D que abarcaban toda la refinería, así que fácil ¿no? Bueno. Efectivamente, teníamos toda la refinería en 3D, pero en un formato de un programa hecho para una máquina que apenas se usa actualmente. En él aparecían cada torre, escalón, tornillo y enchufe de la refinería, lo que hacía que el desbrozado del modelo fuese difícil y laborioso.
Por otra parte, muchos de los objetos que había en los ficheros no estaban cerrados (no eran watertight, estancos). Otros, al ponerlos en la escala necesaria para imprimir, eran demasiado pequeños o no superaban el grosor mínimo para la impresora que íbamos a utilizar. Y muchos de los elementos contenían vertices interiores. Después de mucho quitar, poner, agrandar y reparar, con una buena parte de la refinería lo afrontamos en dirección inversa: ir modelando de cero copiando trozo a trozo.
¿Por qué os contamos esto? Pues porque si en aquel momento hubiéramos conocido de la existencia de un buen escáner láser 3d de gran superficie montado sobre un dron… Pues nos habríamos ahorrado un montón de sufrimiento.
Cómo funciona el escaneado láser 3D
Esta herramienta no es nueva, pero, con la popularización de los drones, su uso se ha hecho mucho más económico y común. El escáner, antes, debía estar montado en un helicóptero. Y debía montar un equipo de cámara tipo cabeza caliente, evitando que los movimientos bruscos causasen errores de escaneado.
Estos escáneres acostumbran a ser muy ligeros: entre 230 y 400 gramos, por lo que su montaje en un dron resulta tarea fácil. Llevan incorporado un láser de alta frequencia, cuyo alcance oscila entre los 230 metros y los 500 metros según modelo. Este láser va componiendo una nube de puntos que luego se transforman en un objeto mediante la unión de los mismos en una sola malla. Y para esto puede usarse cualquier software de escaneado.
Para qué sirve el escáner
Además de servir para el caso real que he citado como introducción, tiene grandes utilidades en el maquetismo. Obviamente, también en la arquitectura, por ejemplo cuando a la estructura escaneada hay que añadirle unas cuantas reformas y estructuras nuevas y no se tienen planos útiles a mano. Asímismo, es muy utilizado en topografía, o en ingeniería inversa de grandes estructuras industriales. En este campo siempre hay alguna pieza que mejorar o ampliar, y tampoco se dispone habitualmente de datos suficientes para realizar la pieza, más allá de fotografías.
Hay otra clase de escáneres de este tipo que están diseñados para ser usados en interior. Estos tienen un alcance más limitado (100 metros). Pero también un láser de mayor precisión, y pueden ser portados por cualquier operario con buen pulso. Así, consiguen recrear con extraordinaria precisión todas las estancias de una vivienda. Y aportan con ello muchas posibilidades funcionales en el campo del interiorismo.
Como habéis visto, las aplicaciones de estos escáneres son muy amplias, y su uso en impresión 3D también. Pero la idea principal que nos gustaría que se os quedara grabada es:
No siempre los modelos 3d que vienen del cliente son los adecuados para impresión. Y en muchas ocasiones la reparación de los mismos requiere más tiempo que modelar desde cero. Es entonces cuando deberéis elegir: ¿modelado o escaneado? Hemos empezado a daros pistas para tomar la decisión.
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