Ya hace casi un mes que nuestro compañero Patricio Martínez vino de Madrid cargado con una Prusa. Desde entonces, ha fabricado varias piezas, y tiene encargadas otras tantas por amigos y conocidos, como por ejemplo un mango para una cafetera o púas de guitarra personalizadas (diseños modificados a partir de los encontrados en Thingiverse).

Hay que decir, sin embargo, que el trabajo en la impresión 3D no termina al darle al botón de imprimir. Lo que viene después es uno de los aspectos menos publicitados en esta tecnología, específicamente en el caso del modelado por deposición de plástico fundido (en inglés, Fused Deposition Modeling, FDM), y también el más tedioso.

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Las piezas impresas por Patricio

Cada impresora 3D tiene una resolución definida, que es el espesor de cada capa. Las impresoras 3D de escritorio típicas tienen una resolución de entre 100 y 200 micras. El resultado, como en la imagen, es que se aprecian lineas horizontales en el producto terminado, así como pequeñas imperfecciones y rebabas de plástico fundido, cuando las condiciones de impresión no son las óptimas.

Los entusiastas de la impresión 3D usan normalmente una técnica de lijado y posteriormente pulido. La mayor parte de las veces, el plástico usado para impresión 3D es el ABS: es suficientemente blando para ser suavizado pero requiere un esfuerzo manual.

Un invento llamado Touch-Up.

Un día, comiendo todos en casa del compañero Patricio, nos comentó una técnica de pulido, basado en los vapores de acetona, que funden el plástico. El peligro que tiene la técnica es que hay que ajustar perfectamente la exposición de las piezas al vapor, pues un exceso puede provocar que nuestra pieza se convierta en una masa informe de plástico. Aún así, un uso correcto ahorra el esfuerzo de lijar y pulir.

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Diferencia entre la pieza pulida, y la pieza sin pulir impresa a distintas resoluciones.

La técnica que nos mencionó había sido publicada por  Austin Wilson en su blog  en febrero de 2013. Esta nueva técnica la habían desarrollado  él y su amigo Neil Underwood  para pulir objetos impresos en 3D usando baños de vapor de acetona. Neil también publicó los resultados en el blog de RepRap, explicando su inspiración: Tratar las piezas de ABS con acetona es casi tan viejo como la propia RepRap, pero normalmente se trataba de mojar las partes en acetona líquida, que provocaba manchas blancas, o cepillando con acetona en la parte deseada, que suele funcionar bien pero puede llegar a ser complejo. A diferencia de otros experimentos, Neil y Austin calentaron la acetona en una cámara cerrada, con resultados impresionantes.

La empresa 3D Customization Co ha desarrollado ahora  un producto para realizar este paso, llamado The Touch-Up, para el cual ha iniciado una acción de crowdfunding. El CEO de la empresa, Westley Harrell, había pulido a mano sus piezas, y buscado diferentes técnicas para facilitar este paso, desde esmaltes en spray a bañar las piezas en distintos productos. Le llevó meses descubrir que el mejor método para pulir las piezas de ABS impresas era ponerlas en el baño de vapor de acetona, lo que dio lugar al invento. Es un complemento ideal para unir al arsenal de cualquiera que use ABS para impresión 3D: fácil de usar y limpiar, de modo que cualquiera puede usarlo. Se trata del primer dispositivo específicamente creado para este fin, aunque como hemos comentado antes, el baño con acetona es una técnica que ya llevaba algún tiempo comentándose en las comunidades virtuales.

Es importante remarcar, para aquellos interesados en esta técnica, que aunque la acetona no es particularmente peligrosa, debe ser manejada con precaución, ya que el vapor puede entrar en ignicion  si se expone a llamas o chispas.

Si algún lector se anima a financiarles la idea, os dejamos el enlace a la campaña de Crowdfunding.

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