El formato de los archivos STL (siglas provenientes del inglés «Standard Triangle Language») es un formato de diseño asistido por computadora (CAD), de tipo binario o ASCII, que define la geometría de objetos en 3D, excluyendo información como el color, las texturas y otras propiedades físicas que sí incluyen otros formatos CAD.

Fue creado por la empresa 3D Systems, concebido para su uso en la industria del prototipado rápido y mediante sistemas de fabricación asistida por ordenador. Desde los años 2011-2012, con la aparición en el mercado de impresoras 3D de extrusión de plástico termofusible (personales y asequibles), el formato STL viene siendo utilizado ampliamente por millones de usuarios de impresoras 3D desde su aparición como formato standard de objeto destinado a ser impreso en 3D.

Teniendo en cuenta que los marketplaces de impresión 3D surgieron originalmente a causa del alto costo del equipo involucrado en la creación de cada pieza, combinado con el bajo número de las impresoras 3D domésticas en manos de usuarios particulares, tenía sentido «compartir» el gasto del equipo entre muchos. Aunque, en el momento actual, estas premisas ya son cosa del pasado.

Y, lo que facilitó la aplicación de estos servicios fue precisamente el formato clásico de los archivos STL, que permitió al cliente transmitir electrónicamente el diseño al marketplace elegido para su impresión.

Sin embargo, el formato STL presenta algunas características que hacen que para muchos usuarios no resulte todo lo eficiente que debería. A menudo se necesitan sistemas de reparación muy delicados para detectar y reparar agujeros, triángulos que están del revés y otros detalles de archivos STL que devienen en figuras no imprimibles. Sin embargo, la industria de los marketplaces de impresión en 3D ha superado las carencias del formato STL y hoy en día casi todos los servicios online de impresión bajo demanda aceptan otros formatos más flexiles, como pueden ser PLY, OBJ o Wrml 2.0.

Por supuesto, no podemos negar que el formato STL cumplió con mucho su cometido, pero la realidad es que se ve cada dia más superado por otros formatos con más prestaciones. Hay muchos tipos de archivo que son imprimibles y no solo mejoran su manipulación sino que algunos aumentan cosiderablemente las prestaciones de un STL standard.

Por ejemplo, el formato Obj, original de la casa Wavefront, se lleva utilizando desde hace décadas en el diseño 3D. Y, mientras que los archivos STL no permiten el uso del color, el formato Obj, sin embargo, soporta mapeados UV y el uso de bitmaps de color, lo que hace que las piezas que tengan que ser impresas a color sean más fáciles de mapear y manipular.

En el ámbito de la ingeniería, el formato IGES es muy conocido entre los profesionales por ser muy compacto y eficiente, uno de los más fiables en términos geométricos y de precisión.

Uno de los principales problemas del STL es que, incluso cuando el archivo es «correcto», el diseño en sí puede seguir siendo inadecuado para la impresión 3D o para un proceso de la impresión en particular. Cada proceso de impresión 3D tiene restricciones que pueden o no afectar el diseño. Por ejemplo, es normal encontrar que la impresora obligue a utilizar un espesor mínimo de pared.

Normalmente, estos problemas requieren una interacción de ida y vuelta entre los marquetplaces y el cliente, con el fin de elaborar un archivo STL «correcto» para la impresión 3D.
Hay una manera de que el proceso no termine resultando en un sin fin de emails comentando la geometría del objeto a imprimir, tan sólo para conseguir que éste derive en un STL imprimible. Y esta forma se trataría de suministrar no sólo el archivo STL, sino también el archivo de diseño CAD original. De esta manera, la oficina de servicios puede (más rápidamente) fijar el diseño para que coincida con las restricciones de la máquina. Claro, habrá alguna interacción con el cliente requerida, pero el número total de interacciones se reducirá considerablemente.

Esto hace que el proceso sea más eficiente. Y hay otro beneficio también: si el marketplace proporciona servicios adicionales más allá de la impresión 3D, el archivo CAD puede ser un valor significativo allí, también, ya que podría ser utilizado para ayudar de diversas maneras, en otras tareas como el acabado, la pintura, etc.

Aunque quizá hay todavía un desafío a superar que acompaña a esta ventaja: la seguridad. Algunas compañías no desean que sus preciosos archivos originales en 3D CAD se transmitan a otros lugares donde podrían enfrentar la exposición, la pérdida o la copia no autorizada.

Sin duda, ese será un reto para las futuras agencias de servicios de impresión en 3D: garantizar la seguridad de protección de los derechos de autor y patentes correspondientes a sus clientes.

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