De nuevo, una aplicación médica es la que nos ha llamado la atención para publicar en el blog.

El dr. Aydogan Ozcan y su equipo, de la Universidad de Los Ángeles, han creado un microscopio impreso en 3D, que con ayuda de un smartphone permite ver virus, bacterias, e incluso nanopartículas.

El estudio ha sido publicado en la revista  ACS Nano, y en el se describe el método usado, que utiliza una impresora 3D, un filtro de color, una lente, y un diodo laser.  El funcionamiento, facilitado por la propia universidad, es el siguiente:

 

El aparato consta de un diodo láser azul, que fue comprado en eBay, baterías «AAA», y otros dispositivos menos accesibles provistos por Nokia (una de las marcas  que colaboraron en el proyecto), sobre una carcasa impresa en 3D, unida a un móvil.

El objetivo era crear una herramienta móvil y  asequible para realizar pruebas “de campo” que precisan el uso de microscopios.

EL uso potencial de este dispositivo, según su creador, es el de detectar objetos a longitudes de onda minúsculas, incluyendo bacterias y virus, incluso en ambientes remotos y con recursos limitados.

Hay que destacar que es la primera vez que estas nanopartículas y virus aislados han podido ser detectados usando un sistema de obtención de imágenes basado en un móvil, ya que anteriormente la imagen obtenida por este medio se  generaba por una luz fluorescente muy débil y la señal resultante tenía un alto nivel de ruido.

La incorporación de un diodo láser y el filtro eliminan parte de este ruido, haciendo posible la visión de las nanopartículas.

El éxito del dispositivo ha sido probado con la detección de cytomegalovirus humano (HCMV, más conocidos como herpesvirus), que constituyen un riesgo significativo para personas con un sistema inmune comprometido, tales como niños, pacientes de trasplantes o HIV, y validado con con la ayuda de un microscopio electrónico, cuyo diámetro es de 150-300 nanómetros (compárese con un cabello humano, cuyo grosor  es de 100.000 nanómetros).

 

Este  doctor en ingeniería electrónica ya había creado anteriormente una prueba colorimétrica, también basada en un dispositivo adjunto a un móvil y una aplicación especifica, capaz de detectar alérgenos en la comida, e incluso de determinar la concentración de los mismos con una precisión comparable a un laboratorio especíalizado.

La importancia de este invento es evidente, dado el peligro que un shock anafiláctico puede suponer para la vida de una persona, y la multitud de formas en que los alimentos pueden llegar a “contaminarse” (almacenamiento, transporte…) aunque teóricamente no contengan el alérgeno (en este caso,frutos secos) entre sus ingredientes, al poderse determinar la existencia y niveles de alérgenos in situ, incluso en el propio restaurante o en casa.

En otra ocasión, el equipo desarrolló un sistema para detectar albúmina (una proteína usada para medir la función renal) de forma casi inmediata, en la orina.

Aplicación desarrollada por el equipo previamente, para medir niveles de alérgenos en la comida.

Por desgracia, estos dispositivos no están aún  disponibles de forma pública, aunque por su importancia para los pacientes crónicos, que incluso el inventor enfatiza, esperemos que pronto formen parte de alguna librería abierta de recursos imprimibles en 3D.

Fuentes : 3D printing industry ; 3ders

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