En anteriores post de este blog hemos hablado de las posibilidades médicas que ofrecía la impresión 3D, tanto para la creación de férulas ortopédicas como para generar órganos, tales como hígados o vejigas humanas.
Ya entonces mencionábamos a Organovo, compañía dedicada a la investigación sobre tejidos de órganos fabricados con bioimpresión, que en aquel momento anunciaba su éxito al imprimir en 3D células renales.
Justo después, la empresa decidió añadir a su portfolio de proyectos la impresión de piel, y firmó un acuerdo de colaboración en Estados Unidos con la marca cosmética L’Oreal, permitiéndoles utilizar la plataforma de bioimpresión NovoGen Bioprinting Platform para imprimir modelos de piel.
De este modo, el acuerdo otorga a L’Oreal los derechos exclusivos de I+D para imprimir y usar los modelos en sus productos de cosmética y cuidado de la piel, que no requieren prescripción; por otro lado, Organovo mantiene sus derechos para vender sus tejidos epiteliales a la industria farmacéutica con fines experimentales, terapéuticos, y para trasplantes quirúrgicos.
El acuerdo consta de tres fases: la fase inicial de desarrollo de modelos de piel impresos en 3D, seguida por una fase de validación, y finalmente la fase de comercialización.
Cómo se desarrolle cada una de ellas es decisivo para que L’Oreal se convenza de utilizar estos modelos para probar sus productos.
Esta decisión es de gran importancia, ya que la experimentación animal es una práctica fuertemente cuestionada por asociaciones de defensa de los animales y cada vez más usuarios de productos, en este caso cosméticos, aunque también se extiende a otros campos de investigación.
Precisamente L’Oreal declara en su página que ni sus productos ni sus ingredientes están testados en animales, en ninguna parte del mundo, y que tampoco se relega esta tarea a terceros; sin embargo, plantea una excepción a esta normal si las autoridades competentes lo exigen por cuestiones de seguridad.
Y de hecho, esta excepción ha permitido a L’Oreal fabricar ingredientes en China, donde la experimentación de cosméticos en animales no sólo no está prohibida, sino que además es obligatoria, manteniendo a la vez su imagen de «amigo de los animales».
Sin embargo, la situación en China cambió el año pasado, por lo que este acuerdo permitiría a la marca expandir su investigación en modelos de piel artificial para comprobar los efectos irritantes en la piel, sin necesidad de recurrir a ingredientes fabricados en ese país.
Por su parte, Organovo es un firme defensor de la investigación en tejidos humanos impresos en 3D, con el fin de evitar la experimentación animal, así como para acelerar la liberación de nuevos medicamentos al mercado.
Otra cuestión interesante del acuerdo es que, debido a la cláusula de exclusividad mencionada, L’Oreal podria usar esto como campaña de márketing, vendiendo el hecho de que sus productos están probados en piel artificial, dejando al resto de marcas exentas de tales ventajas experimentales.
Es decir, además de limitar la experimentación animal en su propia casa, limitaría además la habilidad del resto de marcas de usar tejidos bioimpresos para testear sus productos.
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Fuentes:
3dPrintingIndustry
CosmeticDesign
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