Ya es bien sabido por todos los que frecuentamos el mundo de la impresión 3D que sus usos y posibilidades son tan amplios como la imaginación de aquellos que la usan como herramienta de trabajo.
Y es que resulta ya habitual que aquellas industrias o investigadores que la implantan para sustituir o mejorar un proceso acaben dándole muchos más usos de los que en principio tenían estimados.
En este caso nos referimos al “Colorado Institute for Maternal & Fetal Health”, y en concreto a uno de sus proyectos basado en prevenir los efectos nocivos de la espina bífida. Esta enfermedad es más común de lo que pensamos; se diagnostica en aproximadamente 0,7 de cada 1.000 bebés nacidos en los EE.UU.
Puede causar alteración en la capacidad para caminar, inflamación del cerebro (hidrocefalia) y muchos procesos quirúrgicos durante la vida del niño para tratar las complicaciones que acarrea.
Casi el 80% de los diagnosticados acaban necesitando ser intervenidos provocando el parto prematuramente para tratar la hidrocefalia.
Ahora, las mismas técnicas que se utilizan para ayudar a los cirujanos a realizar una intervención de cadera o un implante facial personalizado, están siendo aprovechadas para la realización de procesos quirúrgicos a los más pequeños.
Para ello utilizan escáneres 3D con el fin de obtener un modelo exacto del feto en el que poder estudiar los avances de su enfermedad, preparar las intervenciones previamente y conocer a fondo cada caso antes de emprender cada acción.
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