Hemos hablado mucho, y hablaremos mucho, sobre lo que las impresoras 3D podrían hacer, desde la impresión de alimentos y objetos domésticos, hasta casas e incluso tejidos de órganos, por nombrar algunos. Y si bien es cierto que la impresión 3D podría significar la próxima revolución industrial, todavía tiene un largo camino por recorrer.
Así que hoy toca nombrar los puntos débiles de esta maravillosa tecnología con vistas a adquirir una visión más amplia del estado actual de la misma.
1. Precio y accesibilidad
En los últimos años las impresoras 3D se han vuelto significativamente más baratas, ahora mismo se puede comprar una buena impresora 3D por un poco menos de 500 dólares, pero tan sólo hace una década suponían más de 100.000 dólares.
Si bien las impresoras 3D han conseguido abaratarse mucho, todavía resulta necesario comprar un escáner 3D (si no se tienen conocimientos previos de diseño 3D) y todas las materias primas que se precisan para la impresión.
Ahora bien, mientras que los plásticos son los materiales más comúnmente utilizados para la impresión 3D, a la hora de cubrir necesidades o mercados más específicos se requiere la utilización de materiales más diversos, como puede ser el acero inoxidable, el titanio, el oro o la plata.
Algunos proyectos de impresión 3D más inusuales pueden requerir incluso la utilización de bio-tintas, material óseo, pegamento caliente o vidrio.
Cada uno de estos diferentes tipos de medios por lo general requieren de la adquisición de una impresora 3D independiente, a menos que esté trabajando con una impresora más avanzada que realmente pueda combinar múltiples materiales y, en cualquier caso, con precios sensiblemente más altos.
2. Curva de aprendizaje
Si bien es mucho más fácil hacer prototipos de ideas digitales, como aplicaciones y sitios web, la impresión 3D sigue siendo un proceso mucho más complicado y confuso.
Con el fin de imprimir un renderizado 3D de algo, primero se debe desarrollar un modelo 3D utilizando una representación matemática de la superficie tridimensional del objeto, que se puede crear mediante herramientas de diseño asistido por computadora (CAD). Además, a diferencia de la impresión regular, con la impresión 3D siempre hay que pensar en la fragilidad.
Todo en vuestro modelo tiene que tener volumen, por lo que tiene que ser suficientemente robusto como para no quebrarse.
Y, aunque algunas tecnologías teóricamente te permiten imprimir grosores de 0.016 mm, en la práctica cualquier cosa tan delgada se rompería instantáneamente tan pronto como sea tocado.
Después de haber creado este archivo, puedes imprimirlo tu mismo si tienes tu propia impresora 3D, o utilizar un servicio en línea que te lo imprima o que puedas subcontratar.
De cualquier manera, siempre es necesario comprobar cada modelo para asegurarse de que éste sea imprimible, esto significa que sea una «malla sólida», sin agujeros, cerrada, y en la que todos los bordes de los polígonos estén conectados entre sí.
Si se pretende que la impresión 3D pueda ser utilizada por el público en general, debería ser mucho más fácil de crear y utilizar correctamente archivos 3D.
3. Compatibilidad de ficheros
Los diseñadores gráficos tienen innumerables programas para elegir, dependiendo de lo técnico que sean o no. Y generalmente no importa qué software se utiliza para el diseño digital, ya que los archivos siempre se pueden convertir fácilmente en formato PDF o vectorial.
Para la impresión 3D, sin embargo, hay más de 5 tipos de archivos diferentes con los que se puede estar trabajando.
Todavía hay un largo camino por recorrer antes de que el software de representación 3D esté lo suficientemente unificado para convertir fácilmente un tipo de archivo a otro, sin perder la información valiosa que se requiere para una impresión 3D estable.
Para que la impresión en 3D sea más accesible, es necesario que exista un software que facilite la creación y exportación de estos archivos de manera segura, precisa y fiable.
Si te interesa especialmente esta cuestión, en este otro post te contamos cuáles son los principales softwares gratuitos y de pago, y para qué son mejores cada uno de ellos.
4. Formas de aprender asequibles
Si deseas aprender a utilizar mejor tu ordenador o adquirir dominio de un software específico, hay infinidad de tutoriales en Internet.
Dado que muchas empresas y pequeñas empresas utilizan sus blogs y canal de YouTube como un medio de publicidad y generación de tráfico, no hay escasez de contenido educativo gratuito.
Pero cuando buscamos sobre impresión 3D, no resulta tan fácil encontrar contenido disponible en línea, y mucho menos si lo que queremos es que sea de calidad.
Esto, en parte, es debido a que las comunidades en línea y fuera de línea para los aficionados a la impresión 3D todavía están en sus etapas infantiles con esta nueva tecnología.
Así que en este caso solo queda gastar material en una fase, relativamente, larga de prueba/error hasta obtener los resultados deseados y en el caso de que la impresora elegida tenga que ser montada por el usuario, un buen periodo de tiempo en la calibración de los elementos mecánicos que componen nuestra impresora 3D.
Otra opción es recurrir a servicios de formación especializados en impresión 3D que, si bien es cierto que suponen una mínima inversión, enseguida se les consigue sacar una buena rentabilidad, al tratarse la impresión 3D de un mercado incipiente y con previsiones de rápido crecimiento.
5. Aplicaciones para el público medio
Mientras que la impresión 3D puede ser atractiva para vuestro lado geek o para el niño que todos llevamos dentro, la mayoría de la gente no se va a comprar una impresora 3D hasta que pueda imprimir su chaqueta favorita o un par de zapatos, cosa que aún está lejos de ocurrir a nivel de consumo masivo.
Aunque ya pueden imprimir modelos de muchos artículos comunes del hogar, de momento parece improbable que encontréis una chaqueta de plástico que resulte cómoda.
Si bien es cierto que algunos tipos de impresoras 3D pueden imprimir tela, éstos todavía están en sus etapas más tempranas de experimentación, y se deberían crear más combinaciones de materiales para hacer los productos impresos en 3D más cómodos y abordables.
De la misma forma, actualmente podemos encontrar desarrolladores que están trabajando en impresoras 3D para hacer hamburguesas o impresoras 3D que se pueden utilizar para construir casas, pero éstas aún no son de uso generalizado y hay muy poca gente, al márgen de la gente que trabaja en el sector, que pueda siquiera visualizar el proceso de «fabricación» de una hamburguesa o la construcción de una casa o edificio.
En impresiontresde.com acostumbramos a cantar con alegría los avances que la fabricación aditiva va consiguiendo. Estos avances son muchos, muy variados y muy ilusionantes, pero eso no impide reconocer que la impresión 3D tiene aún un largo recorrido para dejar de ser algo más cercano a la ciencia ficción que al día a día de la gente a pie de calle.
Y es precisamente ahí dónde se encuentra el reto. Por esta razón, organizaciones como OPTFAIN: el primer observatorio de dominio público especializado en impresion 3D, son necesarias tanto para profesionales como aficionados.
Y no solo para acercar esta tecnología a quién pueda necesitarla, si no también para acompañar al que no sabe hacia el conocimiento óptimo para conseguir los objetivos deseados, evitando los errores y señalando los puntos en los cuales aún hay mucho trabajo por delante.
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