“Ladran, luego cabalgamos…”

Dos informes de prestigiosas consultoras económicas hablan del impacto que podría tener la impresión 3D en la economía: por un lado, un  informe de Goldman Sachs denominado “la búsqueda de la destrucción creativa”, escrito por el analista Robert Boroujerdi, donde se establecen 8 temas, cada uno referido a un nuevo producto o innovación de uno existente, que pretenden transformar mercados o incluso crear otros nuevos, ofreciendo un crecimiento aislado del macroambiente y creando valor para sus inversores.

El otro informe es de la consultora McKinsey and co., donde la impresión 3D es una de las 12 tecnologías que, según el título del propio informe, “cambiarán la vida, los negocios y la economía global”.  Según el  informe de Goldman Sachs, la impresión 3D tiene el potencial de ofrecer un alto grado de personalización, una gran reducción de costes en la materialización de diseños complejos, y bajos costes en general para piezas y productos de corta duración.

El informe de McKinsey, por su lado, afirma que, aunque en 2025 la mayor parte de la producción siga realizándose a partir de inyección en  moldes, “la impresión 3D creará un importante valor añadido al acortar los tiempos de producción, eliminando los errores en las herramientas, y creando nuevos moldes que aumenten realmente la productividad en los procesos de moldeado”.

La analista de Goldman Sachs Cristina Colon señaló que la impresión 3D está penetrando en la industria automovilística, aeroespacial y médica. Boeing por ejemplo, ahorró entre un 25 y un 50% en costes por pieza cuando imprimió 300 piezas distintas de su aeroplano; tal como se indica, al mejorar las propiedades de los materiales y hacerse más robustos los procesos, la impresión 3D podría aumentar su importancia para la producción de piezas finales, y no sólo de prototipos.

Perspectivas de crecimiento

La industria de la impresión 3D ha crecido enormemente en los últimos años, y se espera que este crecimiento del 20% se acelere en los años venideros. Actualmente es un mercado de 2.2 billones (americanos, es decir, mil millones) de dólares y sus beneficios alcanzarán los 10.8 billones de dólares en 2021. Según Goldman Sachs, Stratasys es el mayor vendedor en términos de unidades, que habiendo comenzado con la impresora Objet tiene ahora más de la mitad del mercado industrial.

Con casi un 18% de la cuota de mercado en 2012, 3D Systems se situaría en segundo lugar. Además, existen una gran cantidad de servicios relacionados, además de las ventas de equipos, basados en la idea de la impresión bajo demanda.

Algunos ejemplos de proveedores de servicios son Ponoko, i.materialise, o Sculpteo, que generaron 2 billones de dólares el pasado año 2012.

Por otro lado, como factores negativos que afectarian a la industria 3D, el informe de Goldman Sachs apunta tres principales:

a) Los avances en ciencia de los materiales tienen un alto coste de I+D, que podrían precisar más tiempo del esperado en desarrollarse;

b) el litigio por las patentes, en particular para las nuevas empresas que carecen de carteras de valores propias  así  como recursos legales;

c) criterios y regulaciones de seguridad, que podrían generarse por el uso generalizado de la impresión 3D doméstica.

Nuestra conclusión

Al leer  estas líneas, particularmente el último párrafo, podría pensarse que el informe de Goldman Sachs está manteniendo una posición conservadora, dadas las continuas noticias que se pueden encontrar en la red sobre avances en la ciencia de los materiales, algunos de los cuales han sido avanzados en distintos artículos  de este mismo blog .

Y más aún, a pesar de que la conclusión del informe es positiva hacia la tecnología,  da la sensación de que no solo  no están teniendo en cuenta a otros distribuidores de  maquinaria y servicios  3D (como por ejemplo RepRap,  o Makerbot) que aun sin ser «líderes de mercado», contribuyen de forma efectiva al desarrollo de esta industria que aún está dando sus primeros pasos, sino que además, tienen cierto “miedo” al desarrollo de la misma.